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El ataque soviético a Finlandia (1939) |
Por el Tratado de Brest-Litovsk (1918), Finlandia se desligaba de Rusia y surgía como estado independiente.
Protocolo secreto del Tratado de No agresión (texto en alemán)
La firma del Tratado de no Agresión (1938) entre los ministros alemán (Ribbentrop) y soviético (Molotov) contenía cláusulas secretas. Una de ellas trataba del reparto de Polonia, otra establecía que Finlandia quedaría convertida en área de influencia soviética.
Stalin presionó al gobierno finlandés para que cediese a la URSS una franja territorial en el Istmo de Carelia, así como que permitiese la instalación de bases militares. La negativa finlandesa le sirvió de excusa para invadir el país el 30 de noviembre de 1939. Se iniciaba de ese modo, la llamada “Guerra de Invierno”.
Soldados finlandeses durante la Guerra de Invierno (1939)
Las tropas soviéticas eran abrumadoramente superiores a las finlandesas: 800.000 hombres frente a 150.000. También lo eran en equipamiento y armamento. Pero la incompetencia y falta de preparación de los mandos y soldados soviéticos, así como la eficacia y organización en guerrillas de los finlandeses, dirigidos por el Mariscal Mannerheim, les causaron enormes pérdidas. Tras meses de lucha y la renovación de los mandos, Stalin logró doblegar su resistencia. Tras la paz, el país hubo de hacer concesiones territoriales a Rusia (Carelia, etc.), pero logró conservar su independencia.
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Mannerheim y Hitler |
En 1941, aliada con Alemania, Finlandia entró de nuevo en guerra contra la Unión Soviética. A ello contribuyó el abandono en que había sido dejada por Francia y Reino Unido durante la agresión soviética. El conflicto se prolongó hasta 1944, año en que, tras la firma de la paz con la URSS, Finlandia hubo de expulsar a sus antiguos aliados alemanes, ahora convertidos en adversarios. Es el episodio conocido como “Guerra de Laponia”, pues fue en esa región septentrional donde se desarrollaron fundamentalmente las operaciones militares.
La Guerra de Invierno facilitó cumplida información a Hitler sobre la debilidad del ejército soviético. Lo llevó a la conclusión de que, en esas condiciones, sus planes de ataque a la URSS no debían posponerse hasta 1945, sino que, por el contrario, deberían llevarse a cabo a la mayor brevedad.
La invasión alemana de Noruega y Dinamarca