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La Guerra en el Pacífico. Los reveses militares de Japón |
Tras el bombardeo de Pearl Harbor, Japón cosechó una serie de rápidas y exitosas conquistas por el océano Pacífico, que le permitieron anexionarse, entre otros territorios, Hong Kong, Birmania, Malasia y Filipinas.
Portaaeronaves japonés Zuikalo, que participó en la Batalla del Mar de Coral
En mayo de 1942 se celebró la Batalla del Mar de Coral, entre una escuadra de portaaviones aliada (mayoritariamente estadounidense) y otra japonesa. Aunque los nipones no fueron formalmente derrotados, sin embargo, sus planes de invadir Papúa Nueva Guinea se vieron frustrados. Fue un aviso de las dificultades por las que atravesaría su potencial naval en tiempos venideros.
Así, un mes más tarde, entre el 5 y el 6 de junio de 1942, Japón fue estrepitosamente derrotado en la Batalla de Midway, un atolón coralino situado en el océano Pacífico, a mitad de camino entre Asia y América. El interés japonés de apoderarse de este enclave se debía al importante valor estratégico que poseía, desde él podía atacarse el archipiélago de las Hawái, considerado por los estadounidenses un auténtico “portaaviones insumergible” que amenazaba peligrosamente los intereses japoneses.
El portaaviones japonés Hiryu en llamas, antes de hundirse
El enfrentamiento de las escuadras japonesa y estadounidense fue desastroso para la primera, pues perdió, entre otros buques, 4 portaaviones con sus correspondientes aeronaves, en tanto que los americanos sufrieron tan solo el hundimiento de un portaaviones y un número limitado de aviones.
La batalla de Midway fue el principio del fin para la supremacía japonesa en el Pacífico. Los norteamericanos la consideraron como una revancha al ataque de Pearl Harbor. A partir de entonces Japón pasaría a la defensiva, con una evidente debilidad para proteger las conquistas alcanzadas hasta esa fecha. Estados Unidos por su parte, pasaría a la contraofensiva.
En agosto de 1942 comenzó la Batalla de Guadalcanal, isla perteneciente al archipiélago de las Salomón, en el suroeste del Pacífico. Las fuerzas americano-australianas trataban reconquistar esas islas con el objetivo de eliminar la amenaza que entrañaban para el tráfico marítimo entre Estados Unidos y Australia. Los combates, muy sangrientos debido a la fuerte resistencia de los defensores (25.000 muertos), concluyeron en febrero de 1943 con la capitulación de la guarnición japonesa.
Tropas estadounidenses en Guadalcanal. Noviembre de 1942
La pérdida de Guadalcanal, junto a la de las islas Marianas, Aleutianas, Marshall, y otras, precedió a otro importante descalabro japonés: la pérdida del archipiélago de las Filipinas, liberado en febrero de 1945 por el general estadounidense McArthur. Su reconquista fue posible, en parte, gracias a la destrucción de una importante escuadra japonesa en la Batalla del Golfo de Leyte, en octubre de 1944.
En febrero de 1945 los estadounidenses desembarcaron en las playas de Iwo Jima, ya en territorio japonés. Allí pereció la mayoría de la guarnición japonesa, tras una lucha encarnizada.
Prisioneros japoneses en Okinawa. Otros prefirieron suicidarse a ser capturados
Entre los meses de abril a junio se desarrolló la Batalla de Okinawa, situada a 340 km del archipiélago japonés. Los norteamericanos desplegaron un enorme contingente anfibio para tomar la isla. Fue uno de los más sangrientos episodios de la contienda; en él perdieron la vida más de 50.000 civiles.
Tras estos descalabros, Japón quedó a expensas de los aliados. Sus ciudades y centros industriales sufrieron el sistemático bombardeo de las fortalezas volantes estadounidenses. La fuerza aérea nipona, seriamente dañada, poco pudo hacer para evitarlo.
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