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La crisis de los sudetes (1938) |
La denominada “Crisis de los Sudetes” constituyó uno de los hechos significativos que jalonaron el camino de la guerra. Los Sudetes forman una cadena montañosa situada en el centro de Europa, entre las regiones de Bohemia (en la actualidad perteneciente a Chequia) y Silesia (Polonia). Antes del conflicto se asentaba allí una población de origen alemán (los sudetes), que en 1938 pertenecía a Checoslovaquia.
Checoslovaquia había nacido como estado en 1918, a raíz de la disolución y disgregación del Imperio Austro-Húngaro, una de las potencias derrotadas en la Primera Guerra Mundial. Constituía un estado democrático, industrializado y desarrollado, pero lastrado por graves problemas de naturaleza étnica. Siendo de mayoría checa (50% de la población), contaba con diversas minorías, principalmente alemanes (casi un 23%), eslovacos, húngaros y rutenos (ucranianos).
Los sudetes pasaron a formar parte de Checoslovaquia por el Tratado de Versalles. Su población era de unos 3 millones, en su mayoría germanófila. Su líder, el pronazi Konrad Heinlein, acometió una activa política reivindicando la autonomía de la región con la velada intención de anexionarla al Tercer Reich. En octubre de 1938 los alemanes ocuparon la región, expulsando de ella a la mayoría de la población checa.
Mussolini, Hitler, el traductor O. Schmidt y Chamberlain en Munich. Septiembre, 1938
Checoslovaquia tenía concertada una alianza con Francia y la URSS. Francia, ante las amenazas germanas, buscó el apoyo del Reino Unido antes de socorrer a su aliado. Sin embargo, Chamberlain, jefe del gobierno británico, no se mostró dispuesto a defenderlo. La tensión se incrementó cuando Hitler decidió prestar todo su apoyo militar a los sudetes, en su determinación de secesión del estado checoslovaco. Éste, Francia y Gran Bretaña se prepararon para una inminente guerra.
Mussolini, a instancias de Hitler, irrumpió en el escenario proponiendo una conferencia entre Alemania, Francia y Reino Unido, con el aparente propósito de zanjar la crisis. La reunión se celebró en Munich y el 30 de septiembre se firmaron los acuerdos.
Mujeres saludan brazo en alto la entrada de fuerzas alemanas en los Sudetes
Dichos acuerdos implicaban la anexión de la región a Alemania. Los sudetes se convertían de ese modo, en ciudadanos alemanes.
Los acuerdos de Munich fueron declarados nulos por Checoslovaquia, bajo la alegación de no haber estado presente en las negociaciones. Tampoco fueron aceptados por la URSS, al considerar que Francia y Reino Unido habían sido excesivamente condescendientes con los regímenes fascistas. Esa es la razón por la que muchos checos, al término de la Segunda Guerra Mundial, sintiesen más simpatía por los soviéticos que por las potencias democráticas, percibidas como traidoras tras el Pacto de Munich.
Meses más tarde, en marzo de 1939, la mayor parte de Checoslovaquia fue incorporada a Alemania y convertida en el Protectorado de Bohemia y Moravia.
La crisis de los Sudetes constituyó un jalón más en la política agresiva de las potencias fascistas, alentada en gran medida por la debilidad de las democracias europeas. Ello daría alas a posteriores reivindicaciones de los regímenes totalitarios. Francia y Reino Unido comprendieron que la "Política de apaciguamiento" no había dado los frutos deseados y, ante la posibilidad de que la siguiente víctima fuera Polonia, advirtieron a Hitler de que, si ésta era invadida, le declararían la guerra.
Los contendientes