Ultranacionalismo
Los
fascismos ambicionaron alcanzar la unidad
y la identidad nacionales, desde una
visión conservadora, excluyendo
y hostigando a quienes pusiesen en peligro tal aspiración,
ya fuesen otras naciones o, dentro del mismo Estado, aquellos
elementos considerados extraños, por ejemplo, las
minorías raciales (judíos, gitanos, etc.).
Los movimientos
de carácter internacionalista,
como la III Internacional (Komintern)
y los grupos políticos que la integraban
(comunistas), fueron también
condenados y perseguidos, acusados de estar al servicio
de potencias extranjeras, fundamentalmente
de la URSS. |
Amigos de la URSS |
Poster nazi |
Hubo
casos en los que los sentimientos nacionales se
exasperaron, como en el caso de las regiones
de Alsacia y Lorena,
en poder de Francia a raíz del Tratado
de Versalles, o la parte oriental de la Prusia
alemana, bajo soberanía polaca.
En ambos casos el nacionalismo fue alentado y
utilizado como arma política
contra otros estados, creando un ambiente de xenofobia,
rencor e intransigencia que originó tensiones
y conflictos.
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En febrero de 1938 Hitler anexiona
Austria al III Reich (Anschluss).
Parte de la población austríaca, de
habla y cultura germánicas, vio con agrado
esta acción que había sido prohibida
por las potencias vencedoras tras la Gran Guerra
y que formaba parte de las reivindicaciones nacionalistas
alemanas. |
Frente
a este ambiente de ultranacionalismo, las
principales potencias democráticas reaccionaron
con tibieza, adoptando una estrategia conocida como
"política de apaciguamiento",
basada en el mantenimiento a toda costa de la
paz pese a las provocaciones y hostilidad de las
potencias fascistas.
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En septiembre de
1938, por el "Pacto de Munich",
el Reino Unido y Francia concedieron a Hitler licencia
para anexionarse gran parte del territorio de los
Sudetes (Bohemia-Moravia),
perteneciente a Checoslovaquia y donde residía
una importante minoría de origen alemán.
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Acuerdos de Munich
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Los acuerdos de Munich resultaron
un fracaso, pues meses más
tarde (marzo de 1939), Hitler
invadía la totalidad del territorio checo.
El ataque a Polonia (septiembre
de 1939) culminaría esa escalada de
agresiones, originando la Segunda Guerra Mundial. |
Resucitando a Roma |
Para
condicionar a las masas
en torno a la idea de una patria común se
manipuló a conveniencia la historia:
por ejemplo, Mussolini volvió su mirada en
la antigua Roma, tratando de evocar
la grandeza de ese imperio e identificándolo con la Italia
fascista. |
Consideró
"mare nostro" al Adriático,
al modo en que los romanos distinguieron al Mediterráneo.
Creó un imperio que, hasta
1941, tuvo posesiones en África (Somalia,
Etiopía o Abisinia y Libia), en el
Egeo (Dodecaneso) y en el
Mediterráneo (Albania). |
El imperio italiano |
Ejemplos similares se dieron
en otros regímenes totalitarios: en España,
el franquismo apeló a la monarquía
de los Reyes Católicos y a la época
de los primeros Austrias como paradigmas de unidad
y grandeza. Valores que había
que rescatar frente a la "desunión"
y "decadencia" en que había caído
el país. |
Liderazgo de un jefe carismático
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