"La política exterior francesa
se basó, desde el período 1870-1890, en
evitar el aislamiento y en ir formando alianzas contra
Alemania. Estas alianzas demostraron ser poco estables
después de la guerra. Los aliados occidentales
de Francia no deseaban implicarse más en los
asuntos europeos, ahora que Alemania había sido
ya derrotada; y por este motivo los Estados Unidos se
retiraron de la Sociedad de Naciones, aislándose
voluntariamente, y Gran Bretaña se negó
a ratificar el Protocolo de Ginebra y denunció
oficialmente la ocupación francesa del Ruhr (1923).
Durante la década de 1930, el gobierno británico
puso en marcha las bases de un progresivo apaciguamiento,
política que Francia no tuvo más remedio
que seguir. Cuando Hitler llegó al poder, fue
desvirtuando una tras otra todas las cláusulas
del Tratado de Versalles que se referían a la
seguridad de Francia y de Bélgica y pronto se
hizo evidente que ni Baldwin ni Chamberlain estaban
dispuestos a correr el riesgo de otra guerra para ayudar
a Francia a mantenerlas. En consecuencia, Alemania procedió
a rearmarse en 1935, ocupó de nuevo la Renania
en 1936 e inició su expansionismo territorial
a partir de 1938. Las alianzas francesas en la Europa
oriental, tampoco sirvieron de gran cosa. la Revolución
bolchevique y la denuncia de toda la deuda con Francia
por parte de Lenin, forzaron al gobierno francés
a prescindir de la otrora inestimable alianza rusa.
En su lugar, se buscaron alianzas con pequeños
estados de la Europa oriental: Polonia (1921 y 1925),
Checoslovaquia (1925) y Yugoslavia (1927). Pero esto
era claramente insuficiente para suplir la alianza de
una gran potencia, de modo que, durante los años
30, los gobiernos franceses tuvieron que hacer frente
a un problema insoluble. Al mismo tiempo que eran puestos
a la defensiva por una Alemania renovada, tenían
que apoyar a sus nuevos aliados contra Hitler. Había
una solución: reconciliarse con los rusos. Pero,
paradójicamente, la alianza con Rusia debilitó
aún más a los franceses, porque Stalin
sospechaba que Francia quería aprovecharse de
la Unión Soviética para contener a los
alemanes en el Este sin proceder a compensación
alguna en el Oeste. En este sentido, vio con alarma
cómo Daladier (que era consciente de la vulnerabilidad
de Francia ante un ataque alemán) se ponía
de acuerdo con Chamberlain para abandonar Checoslovaquia
en 1938. Plenamente convencido ya de que la alianza
francesa no ofrecía nada a Rusia, respondió
a la inseguridad francesa buscando un acuerdo con Alemania.
Así que, en 1939, Francia había fracasado
en su intento de robustecer su posición en la
Europa oriental y despendía una vez más
del apoyo que le pudiera prestar la Gran Bretaña.
Entonces, en el momento de mayor debilidad de Francia,
ocurrió una revolución diplomática.
Tanto Chamberlain como Daladier procedieron a revisar
su política de apaciguamiento con la Alemania
nazi y, en 1939, dieron a Polonia una garantía
de protección. Esta política era honorable
pero suicida, porque Alemania se hacía cada vez
más fuerte en el Oeste y nada tenía que
temer de la red francesa de alianzas en el Este, red
que se había hundido mucho antes. Y, sobre todo,
Francia carecía del elemento clave de la guerra
anterior: su alianza con Rusia. Porque el apoyo ruso
permitió a los franceses resistir en el Marne
en 1914 y en cambio, su falta de apoyo iba a hacer imposible
repetir esta hazaña en 1940.
Hay otra contradicción en la diplomacia francesa
de los años 30. Aunque Alemania era considerada
como el potencial enemigo principal y la mayor amenaza
principal, el gobierno francés prestó
mayor atención a Italia y a la situación
en el Mediterráneo, porque se suponía
que la zona del Rhin iba a ser una zona de frente estable
y de situación estratégicamente defensiva.
Y, sin embargo, el Rhin era el único punto en
el que los franceses podían ejercer presión
militar en defensa de Polonia. Parecía como si
Francia hubiese recuperado un papel activo en la política
internacional al mismo tiempo que había perdido
los medios prácticos para lIevarlo a buen término.
"
S. J. Lee. Aspects of European
history. 1982.