Conjunto de instituciones con autoridad para
organizar mediante normas una sociedad y un
territorio. Para su cumplimiento utiliza la
coerción sobre quienes se hallan bajo
su soberanía, valiéndose para
ello de la Administración pública,
los Tribunales, la Policía y el Ejército.
El Estado liberal contempla
la división de poderes (legislativo,
judicial y ejecutivo) persiguiendo el equilibrio
entre ellos a fin de evitar abusos de autoridad.
El Estado absolutista propio
de las monarquías del Antiguo Régimen
no contemplaba esa división, pues todas
las instancias de poder se concentraban en manos
del monarca.
El Estado totalitario controla
con rigor todos los ámbitos de la vida,
tanto pública como privada, no dejando
el más mínimo resquicio de libertad
a sus súbditos y extremando al máximo
las fórmulas coerecitivo-represivas.
Un ejemplo de esto último lo constituye
el estado fascista.