Napoleón.
Plano internacional
Napoleón persiguió la idea de una Europa unida
bajo un mismo orden, caracterizado por la abolición
de la sociedad estamental. Para poner en práctica
dicho proyecto se embarcó en una política
imperialista que liquidó bruscamente
los reductos del Antiguo Régimen.
La
política imperialista
Para
ejecutarla se valió
de un moderno ejército
que utilizando tácticas revolucionarias venció
a cuantas coaliciones se le enfrentaron,
esencialmente las integradas por Austria, Rusia
y Prusia bajo la dirección de Inglaterra.
El
resultado fue la
formación de un extenso imperio
bajo el liderazgo de Francia,
organizado y regido personalmente,
a través de familiares o militares de confianza,
con la colaboración
de las clases ilustradas de los
países conquistados, en los que se promulgaron
constituciones y códigos
similares al francés. |
Goya |
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La
formación de ese imperio fue posible
gracias a una serie de ininterrumpidas victorias
militares frente a rusos, austríacos
y prusianos (Ulm, Austerlitz, Jena,
etc). Sin embargo, fracasó en el
intento de bloquear a Inglaterra
por mar. |
Las dificultades
que encontró en España
(Guerra de la Independencia),
el fracaso de la campaña de Rusia
y la enérgica acción de Inglaterra
(derrota franco-española
de Trafalgar, 1805) hicieron fracasar sus
pretensiones imperiales. Tras ser vencido Leipzig
(1813) fue desterrado
a la isla de Elba (1814).
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Guerra de la
Independencia
Campaña de Rusia
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Llevó consigo
la restauración de los Borbones
en Francia en la persona
de Luis XVIII, interrumpida
por el corto regreso del emperador al poder (Imperio
de los Cien Días). Tras ser derrotado
en Waterloo (1815),
fue desterrado a la isla de Santa Elena
(en el Atlántico) donde murió
en 1821.
Wellington |
Napoleón en Waterloo
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El legado napoleónico
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