De modo general una revolución podría
definirse como un cambio rápido,
profundo y posiblemente violento que afecta a las
instituciones políticas, económicas
o sociales de uno o varios estados.
En un proceso revolucionario normalmente aparecen
enfrentadas de forma más o menos nítida
dos fuerzas: los partidarios de
mantener las viejas estructuras (reaccionarios)
y los partidarios de derribarlas para crear otras
nuevas (revolucionarios).
Se utiliza el término revolución
para explicar fenómenos
como el Neolítico (revolución
neolítica), el proceso de industrialización
inglés (revolución
industrial), la caída del Antiguo Régimen
en Francia (revolución francesa),
la implantación del comunismo en Rusia (revolución
rusa o soviética), etc.