El
nacionalismo. Concepto
El
nacionalismo se robusteció a raíz
de las revoluciones liberales burguesas.
En lugar de los vínculos personales en que sustentaba
la lealtad al señor feudal o la
sumisión al monarca absoluto,
se abrió camino un nuevo tipo de relación:
la del ciudadano libre dentro del marco
del Estado-nación, formado por
una unidad compuesta de elementos comunes como la lengua,
la cultura y la historia. Los límites
del territorio albergaban un Estado constituido por una
colectividad claramente diferenciada de otras.
El
nacionalismo no nació en siglo XIX, sino
que hundía sus raíces en los siglos
bajomedievales como elemento de reacción
al feudalismo.
La
Revolución Francesa intensificó el
movimiento como medio de exaltación de la nación
frente a la monarquía absoluta.
Napoleón
alentó los nacionalismos: en Italia
criticó la presencia de los austríacos
y ayudó a crear un reino nacionalista en Nápoles
dirigido por Murat, un general suyo. Pero al mismo tiempo,
el imperialismo
agresivo que llevó a cabo estimuló los movimientos nacionalistas en
su contra, como en el caso ruso, español o alemán
(éste último abanderado por
Prusia).
Con
la Restauración el nacionalismo constituyó
una fuerza opuesta a los intentos de una ordenación
artificial de los estados; ocurrió con los belgas,
incómodos en su integración
con Holanda; también con los polacos,
que rechazaron la dependencia del Imperio
Ruso; checos y húngaros,
por su parte, intentaban desligarse del Imperio Austríaco.
El
paradigma del nacionalismo europeo lo constituyeron
las unificaciones de Italia
y Alemania,
ambas con un marcado carácter centrípeto
frente a los movimientos independentistas que se desarrollaron
en los dominios austríacos y turcos.
Giuseppe Garibaldi. Prototipo del héroe
y aventurero nacionalista del siglo XIX
Tipos de
nacionalismo