Los Estados Generales constituían en la
Francia del Antiguo Régimen una asamblea
o junta magna que convocaban los reyes
para, con carácter excepcional,
tratar asuntos urgentes, fundamentalmente de índole
legal o financiera, como era recabar
impuestos extrarodinarios.
Creados a comienzos del siglo XIV,
se habían reunido en contadas ocasiones,
la última vez en 1614. En
ellos estaban representados los
estamentos feudales divididos en tres brazos: la
Nobleza (primero), el Clero
(segundo) y el resto de los súbditos
(el tercero).
Sus representantes (diputados)
eran elegidos mediante asambleas, y cada
una de éstas aportaba unos documentos denominados
“cuadernos de quejas”,
en francés “cahiers de doléances”,
donde se detallaban sus problemas y aspiraciones.
Las decisiones se tomaban por brazos,
es decir, cada uno de éstos, tras las correspondientes
deliberaciones, aportaba un voto.
El 5 de mayo de 1789 se reunió
la asamblea en Versalles, convocada por Luis XVI
a instancias de su ministro Necker con la pretensión
de resolver la crítica situación por
la que atravesaba la Hacienda francesa.
Los diputados sumaban un total de 1.138
individuos, repartidos de la siguiente
manera: 270 por la Nobleza, 291 por el clero y 577
por el Tercer Estado, con lo que los diputados de
éste último igualaban los de los dos
primeros.
Lejos de tratar los asuntos para los que originalmente
habían sido convocados, los diputados se
enfrascaron durante largas sesiones en cuestiones
de procedimiento. Los del Tercer Estado
reclamaban que las reuniones tuviesen
lugar en una misma sala y no por separado, a lo
que se oponían los otros dos.
Ante la imposibilidad de llegar a acuerdos, los
diputados del Tercer Estado, reunidos en una autodenominada
Asamblea Nacional en el frontón
de Versalles (Juego de la Pelota),
juraron no disolverse hasta redactar una constitución
para Francia ("Juramento
del Juego de la Pelota").