Fue el pacto que firmaron en septiembre de 1815,
tres meses más tarde de la conclusión
del Congreso de Viena, a iniciativa del Zar Alejandro
I, Rusia, Francisco I de Austria
y Federico Guillermo III de Prusia.
Aunque de naturaleza política,
formalmente sus signatarios se guiaron por principios
de carácter religioso, es
decir, los de la religión cristiana.
La Santa Alianza tuvo como objetivo
primordial el mantenimiento del statu quo*
del absolutismo en Europa tras la caída de
Napoleón e impedir el surgimiento y propagación
de movimientos revolucionarios o liberales.
Tras la incorporación de Inglaterra
meses más tarde (Cuádruple
Alianza) y de Francia en
1818 (Quíntuple Alianza)
se celebraron varios congresos que sirvieron para
garantizar el mantenimiento del compromiso (Europa
de los Congresos) y controlar la
situación internacional.
La Santa Alianza intervino en
diversas ocasiones, así sucedió en
1821 cuando las tropas austríacas se involucraron
en Italia para restituir el absolutismo en el Reino
de las Dos Sicilias (Nápoles
y Sicilia), o con la intervención
de las tropas francesas en 1823 en España.
En esta última los llamados Cien
Mil Hijos de San Luis terminaron con
la experiencia constitucional del denominado Trienio
Liberal (1820-1823) y restauraron
al rey Fernando VII como rey absoluto.
La Santa Alianza concluyó
su acción en 1825, tras la muerte del su
principal valedor, el Zar Alejandro I de Rusia.
* Statu Quo: en diplomacia,
la situación tal y como está en un
determinado momento. Mantenerlo consistiría
en evitar que se modificase.