Consecuencias
económicas
El influjo ejercido a nivel mundial por la economía estadounidense tras la Primera Guerra Mundial, facilitó
la rápida internacionalización de
la crisis.
Las principales manifestaciones de este hecho fueron:
Crisis
financiera
La ruina de quienes habían suscrito créditos bancarios y la imposibilidad de hacer frente a su devolución ocasionó
la quiebra de numerosos bancos (sólo
en Estados Unidos más de 5.000). El consumo descendió como consecuencia de la reducción de liquidez en el mercado
y los empresarios no pudieron hacer frente a sus necesidades
de inversión. Muchas empresas cerraron
sus puertas.
Deflación
La ausencia de
créditos, la bajada de los precios y la escasa circulación monetaria condujeron al
descenso generalizado de la actividad económica.
En Estados
Unidos, el gobierno del presidente Hoover,
en vez de intervenir activamente para corregir la situación,
disminuyó el gasto público
ante el temor de un repunte del déficit
estatal. Con ello perdió la oportunidad
de frenar la caída de los
salarios y la demanda.
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Clientes ante las puertas de un banco |
Paralización
del comercio mundial
La adopción de medidas proteccionistas
(cada país intentó solucionar
sus problemas de sobreproducción de manera independiente)
provocó el estancamiento del comercio.
Los estados que fundamentaban sus economías en la exportación,
caso de Japón, cuyo principal cliente era Estados
Unidos, se vieron singularmente afectados. Las relaciones internacionales que trabajosamente
se habían logrado recomponer a partir de 1924 se quebraron.
A ello se añadió el abandono del
patrón oro por parte de Gran Bretaña.
En 1931 la libra británica, muy afectada
por el déficit externo y las quiebras bancarias,
sufrió una depreciación (en
torno al 35% respecto a su valor de 1913) que la
llevó al abandono del patrón oro, arrastrando
en su devaluación a las monedas vinculadas a
ella.
Disminución
de la renta nacional
Todos los países sufrieron un
descenso del P.I.B. Los niveles de renta
disminuyeron aceleradamente y no volvieron a recuperase
en muchos casos hasta pasada la Segunda Guerra Mundial,
ya en los años cincuenta.
Parados franceses |
Incremento
del desempleo
El hundimiento de la industria
y la ruina financiera llevaron implícita la destrucción
del empleo. En 1932 se contabilizaban más
de 30 millones de parados, de los
cuales 12 millones eran americanos y 6 alemanes. |
La bajada de los salarios se tradujo en una disminución
de la capacidad de compra que, a su vez, repercutió en el
descenso del consumo. Los stocks
invendibles se acrecentaron y el aparato o productivo
se paralizó.
Crisis
del modelo económico liberal
El sentimiento de fracaso de la política
del liberalismo clásico (laissez-faire)
fundamentada en la “no intervención”
del Estado en la economía abrió paso a otra
doctrina, basada en la idea de que el Estado
tenía la obligación de actuar en determinados
ámbitos, a fin de proteger a los ciudadanos del
caos provocado por las crisis del capitalismo.
En ello se basaron
las propuestas del economista británico J.
M. Keynes, partidario del intervencionismo estatal, del fomento del consumo y la de la
inversión auspiciados por los poderes públicos.
Keynes, acusado por determinados sectores
reaccionarios de socialista, en
realidad buscaba crear los fundamentos de un capitalismo
estable. |
J. M. Keynes |
Sus ideas
fueron aplicadas con éxito en Estados Unidos
a través del programa de recuperación
económica puesto en marcha por el presidente Roosevelt, el New
Deal. |
Consecuencias
sociales