Es el alza del nivel de precios. Éstos se alejan cada vez más del poder adquisitivo de los salarios, por lo que, en casos graves, puede llegar a constituir un serio problema social.
La inflación se produce por el desequilibrio entre la oferta y la demanda de productos y servicios. Una fuerte inflación tiene efectos muy negativos sobre la economía. Los trabajadores de los países que la padecen observan con impotencia cómo sus salarios ven mermada su capacidad de compra.
El encarecimiento de los productos, hace que las industrias pierdan competitividad y mercados. Las empresas de un país con alta inflación se ven obligadas a prescindir de los servicios de sus empleados -que quedan en paro- e incluso a cerrar. El sistema productivo entra en recesión.
Un ejemplo de inflación de grandes proporciones, o lo que es lo mismo, de hiperinflación, fue la sufrida por Alemania durante la segunda década del siglo XX, una de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial.