Un
escaso crecimiento demográfico
Debido a:
Un
escaso crecimiento
vegetativo,
condicionado por altas tasas de natalidad
contrarrestadas por altos índices de mortalidad, especialmente infantil.
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Un inestable
equilibrio entre la población y los
recursos. El elemento regulador de la demografía
era la mortalidad,
estrechamente relacionada con la dependencia de
una economía de carácter agrícola.
Periódicamente se producían crisis
de subsistencias desatadas por el encadenamiento
de malas cosechas. La escasez de alimentos originaba
hambrunas que a su vez producían
enfermedades de carácter
epidémico difundidas con gran rapidez entre
una población depauperada. La secuela era
una mortalidad
catastrófica.
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En
el siglo XVIII
Se produjeron ciertos cambios en ese modelo demográfico;
así en algunas zonas de Europa (Inglaterra,
Francia, también Holanda), hubo un incremento
de los excedentes alimentarios y una
mejor nutrición, lo que se tradujo en la disminución
de hambrunas y epidemias y, consiguientemente, en la reducción
de la mortalidad.
Otro factor que influyó en el descenso de la mortalidad,
aunque de manera menos determinante, fue un cierto progreso
de la medicina.
El resultado fue un crecimiento
demográfico que sin embargo no afectó por
igual a todo el continente.
El aumento
de la población intensificó la demanda
de alimentos y manufacturas, también incrementó
la disponibilidad de mano de obra, tanto
en el campo como en la industria, factores determinantes
en el desarrollo de la revolución
agrícola
e industrial.
Transición a la industrialización: "protoindustrialización"