Se han conservado pocos restos de pintura griega. Sin embargo, podemos hacernos una idea aproximada de cómo debió ser gracias a la abundante producción de cerámica decorada con pinturas. Esta actividad impulsó notablemente la artesanía y el comercio, especialmente, en Atenas.
La pintura sobre cerámica representaba animales fantásticos, motivos vegetales, escenas mitológicas y de la vida cotidiana.
Las vasijas adoptaron diversas
formas según su utilidad
(para aceite, agua, vino, etc.). Destacaron dos tipos: las de
figuras negras sobre fondo rojo, y las de
figuras rojas sobre
fondo
negro, éstas últimas típicas
del siglo V. Fueron elaboradas en su mayor parte en la ciudad de
Atenas al finalizar las
Guerras Médicas.