Asociación formada por los maestros, oficiales
y aprendices de un mismo oficio, regida por ordenanzas
o estatutos especiales.
Los gremios surgieron en Europa durante la Baja
Edad Media amparados en la pujanza económica
de las ciudades. Sus fines tuvieron
esencialmente un carácter económico
y social, consistiendo en controlar
la oferta y los precios
de los productos que manufacturaban, pero también
velando por la prosperidad y seguridad de los miembros
que los integraban.
Regulaban la actividad laboral,
la formación y aprendizaje
de sus asociados, estableciendo una estricta jerarquía
entre ellos (aprendices, oficiales,
maestros). También los amparaba
en caso de desgracias como la viudez, orfandad
o enfermedad, a través de pensiones,
asignaciones o el mantenimiento de hospitales. Desarrollaron
igualmente labores de carácter religioso
expresadas en la veneración de sus santos
particulares y la creación de cofradías.
En cierto modo, los gremios constituyeron el antecedente
de los sindicatos,
más concretamente, en las etapas iniciales
de su creación, ejemplo de los cuales fueron
las Trade Unions (Sindicatos
de Oficio) en los albores del siglo XIX.
A lo largo del siglo XVIII, los
gremios, una institución de carácter
feudal, ya muy debilitados, fueron
desapareciendo, siendo sustituidos
por la iniciativa privada, la libertad de industria
y comercio propios del capitalismo. Esto se aprecia
tempranamente en Inglaterra tras la introducción
del domestic
system que producía mercancías
fuera de la reglamentación gremial.
El desarrollo de la industria moderna
y la consiguiente quiebra de los talleres artesanales
arrojó a oficiales y maestros artesanos al
desempleo. Durante el siglo
XIX las relaciones de producción
capitalistas y la creciente proletarización
del trabajo desembocaron en el problema
obrero. En adelante los obreros se organizarían
en sindicatos y partidos
políticos.