La fiesta del Primero de Mayo fue institucionalizada
por la Segunda
Internacional Socialista tras el Congreso
de Bruselas de 1891. Su objetivo era celebrar huelgas
y manifestaciones de carácter solidario y
fomentar la unidad entre la clase trabajadora de
diferentes países.
En la actualidad es una jornada
en la que partidos políticos y organizaciones
sindicales se manifiestan con el fin de sensibilizar
a los trabajadores y a la opinión pública
sobre los problemas de la clase obrera. Es celebrada
en la mayor parte de los países democráticos,
salvo en Reino Unido y Estados
Unidos (sustituida por el
"Labor Day" del primer lunes
de septiembre).
La idea surgió durante el Congreso
de Sindicatos de USA celebrado en diciembre
de 1888 en Saint Louis. En él se
acordó organizar manifestaciones el 1 de
mayo a fin de reivindicar la jornada de 8 horas
y recordar los sangrientos sucesos acontecidos en
Chicago (Revuelta
de Haymarket) en las jornadas del
1 al 4 de mayo de 1866. En el transcurso de una
huelga realizada para conseguir la jornada
de 8 horas, en esa ciudad se desarrollaron
actos de carácter violento que causaron la
muerte de varios obreros y un oficial de policía.
De resultas, varios obreros y
sindicalistas, fundamentalmente anarquistas, fueron
condenados cadena perpetua o a trabajos forzados,
siendo ejecutados 5 de ellos en la horca, tras un
juicio -muy mediatizado por la
prensa- que careció de las mínimas
garantías legales y procesales.