El séptimo
día se quejó de pesadez en el hombro;
el noveno, perdió el apetito, tuvo algo de
frío y un ligero dolor de cabeza; durante
todo el día se encontró enfermo y
pasó la noche inquieto, pero al día
siguiente volvió a encontrarse bien. La zona
de los cortes evolucionaba hacia la fase de supuración,
ofreciendo exactamente el mismo aspecto que adquiere
la materia virulosa...Para cerciorarme de que el
niño, levemente infectado por la viruela
vacuna, había quedado realmente inmunizado
contra la viruela humana, el 1 de julio le inyecté
materia virulosa que había extraído
con anterioridad de una pústula humana. Se
la apliqué profusamente mediante varios cortes
y punturas, pero no dio lugar a ningún ataque
de viruela. En los brazos aparecieron los mismos
síntomas que provocan las sustancias virulosas
en los niños que han sufrido variola o viruela
vacuna. Al cabo de unos meses, le volví a
inocular materia virulosa, que en esta ocasión
no produjo ningún efecto visible en el cuerpo". |