“La invención y el uso de la máquina
de peinar la lana, que tiene por efecto reducir la mano
de obra de manera muy inquietante, inspira a los obreros
el temor serio y justificado de llegar a ser, ellos y
sus familias, una grave carga para el Estado.
Constatan que una sola máquina, atendida por una
persona adulta y servida por cinco o seis niños,
realiza tanto trabajo como treinta hombres trabajando
a mano según el antiguo sistema (...).
La introducción de la citada máquina tendrá
por consecuencia inmediata el privar de sus medios de
existencia a la masa de obreros. Todos los negocios serán
acaparados por algunos empresarios poderosos y ricos (...).
Las máquinas, cuyo uso lamentan los peticionarios,
se multiplican rápidamente en todo el reino, experimentándose
ya cruelmente sus efectos: un gran número de obreros
se encuentran sin trabajo y sin pan. Con dolor y en la
más profunda angustia ven aproximarse el tiempo
de miseria en que cincuenta mil hombres, con sus familias,
privados de todos los recursos, víctimas de acaparamiento,
lucrativo para algunos, y de sus medios de existencia,
se verán reducidos a implorar caridad de las parroquias.”
Diario de la Cámara de los Comunes.
1794. Petición de los obreros a dicha Cámara.