“El obrero artesano, en general, comparte su trabajo
con el maestro. Hay entre ellos relaciones de igualdad.
Algunas veces son amigos. Su trabajo, tal vez de más
difícil ejecución que el nuestro, tiene
el aliciente de la variedad y el atractivo de la aprobación
de los demás. Nuestro trabajo se verifica bajo
opuestas condiciones. Metidos en cuadras donde impera
una severa disciplina, parecemos un rebaño de esclavos
sujetos a la vara del señor. Colocados juno a las
máquinas, somos servidores de éstas. Desde
las cinco de la mañana hasta las siete y media
de la tarde siempre hacemos lo mismo. Para nosotros, lejos
de ser el fabricante nuestro igual, es el ojo vigilante
y el espía de nuestras acciones. Nunca trabajamos
bastante. Siempre descontento de nosotros, no podemos
menos de ver en él nuestro tirano.”
Escrito de un obrero (26 de junio de 1856). Extraído
de “Los hiladores de Barcelona”, en Historia
de España, Ed. Labor, Vol. VIII.
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