"Sabemos ciertamente que la miseria actual ha producido
un número tan grande de pobres que se cuentan tres
mil en la ciudad y en sus alrededores. Todas las calles
resuenan con sus gritos lamentables. El trigo (...) todos
los días se encarece.
Los pobres del campo parecen esqueletos
desenterrados; el pasto de los lobos es hoy el alimento
de los cristianos, porque cuando poseen caballos, asnos
y cualquier otro tipo de animales muertos o ahogados se
alimentan de esta carne corrompida que les hace morir
más que vivir.
(...) De verdad, no hay ningún
día en que no se encuentren pobres muertos de hambre
en sus casas, en las calles o en los campos; nuestro capellán
acaba de enterrar uno que ha encontrado en el camino."
Carta de la Superiora de las Carmelitas de Blois
a una dama de París. 1662.
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