“La ilimitada soberanía
de las dinastías, de los nobles, de las ciudades
y villas imperiales fu una adquisición revolucionaria
a expensas de la nación y de su unidad. Me ha parecido
siempre algo monstruoso el hecho de que la frontera que
separa al habitante sajón de Salzwedel, del sajón
de Brunswick, cerca de Lûchow, frontera difícil
de reconocer a causa de sus pantanos y páramos,
obligue a aquellos dos sajones a pertenecer a dos diferentes
entidades nacionales, quizá enemiga la una de la
otra, de las cuales una fue regida desde Berlín,
la otra desde Londres, y más tarde desde Hannover.”
Bismarck. Pensamientos y recuerdos.
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