“Porque sois un gran señor os creéis
un gran genio. (...). Nobleza, fortuna, rango, posición,
todo eso es lo que os hace ser tan arrogante. Pero ¿qué
habéis hecho para merecer esas fortunas? Os tomasteis
la molestia de nacer, y nada más. Por lo demás,
sois un hombre bastante ordinario. En cuanto a mí,
Dios mío, perdido entre la oscura multitud, he
tenido que usar de más ciencia y expedientes tan
sólo para subsistir de los que se han usado en
los último cien años para gobernar a toda
España. (...). Me esfuerzo para seguir una carrera
honorable y en todas partes me veo rechazado. Aprendo
la química, la farmacia, la cirugía, y toda
la influencia de un gran señor apenas basta para
ponerme en la mano una lanceta de veterinario.”
Beaumarchais. Las bodas de Fígaro. 1874.
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