“La misión
civilizadora de la que habla la sociedad capitalista es
tan sólo un pretexto para esconder su ansia de
explotación y de conquista (...). Enemigo de toda
explotación del hombre por el hombre, defensor
de todos los oprimidos sin distinción de razas,
el Congreso condena esta política de robo y conquista,
aplicación desvergonzada del derecho del más
fuerte que pisa el derecho de los pueblos vencidos, y
comprueba también que la política colonial
aumenta el peligro de tensiones internacionales y de guerras
entre los países colonizadores”.
Resolución de la IIª
Internacional de Stuttgart en 1907.
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