“Los Estados Unidos
no buscan anexiones territoriales, aunque el resultado
final pueda ser equivalente. La originalidad del imperialismo
americano consiste precisamente en sustituir los procedimientos
de conquista por una forma de actuación más
sutil: la diplomacia del dólar. Los Estados Unidos
tratan de establecer, en los pequeños Estados americanos,
su influencia financiera. El tesoro o la banca conceden
préstamos a los gobiernos de dichos Estados para
ayudarlas a organizar una administración, a restablecer
una moneda estable o a realizar obras públicas
que sean de utilidad para la vida económica. Los
capitalistas hacen inversiones en los negocios privados.
En estas repúblicas donde los disturbios internos
son casi constantes, el pago de los intereses de la deuda
pública y la seguridad de las inversiones no tardan
mucho en verse comprometidas. Entonces el gobierno de
Washington interviene para proteger los intereses de los
prestamistas.
Pero no se detiene ahí. Aprovecha estos disturbios
para intervenir en la política interior de las
repúblicas, bien sea a través de la concesión
o la negativa de créditos, bien por la presión
diplomática, o incluso por las armas. Cuando uno
de esos gobiernos se ve amenazado por una insurrección,
los Estados Unidos pueden conseguir fácilmente
que fracase o sea un éxito el motín, pues
para detener la rebelión, no tienen más
que advertir a los cabecillas de que en caso de que lleguen
al poder, no podrán contar con la concesión
de créditos. De hecho, si los Estados Unidos están
satisfechos del gobierno en vigor, lo protegen; si ese
gobierno no es dócil, lo abandonan a su suerte.
Pierre Renouvin. La crisis europea
y la Primera Guerra Mundial (1904-1918).
Usamos cookies propias y de terceros que entre otras cosas recogen datos sobre sus hábitos de navegación para mostrarle publicidad personalizada y realizar análisis de uso de nuestro sitio.
Si continúa navegando consideramos que acepta su uso.
OK Más información