“La industria estaba anticuada, era improductiva
y necesitaba urgentemente una reorganización
drástica. La respuesta de Baldwin fue exigir
recortes de salarios para hacer que los precios fueran
más competitivos […] El 30 de junio de
1925 los propietarios de las minas anunciaron que iban
a acabar con el acuerdo nacional sobre salarios de 1924,
a recortar los sueldos entre un 73% y un 48% y a mantener
el nivel de beneficios. El presidente de los mineros,
Herbert Smith, replicó con un característico
«no cederemos» […] El TUC [Congreso
de Sindicatos] acordó apoyar a los mineros […]
La huel¬ga, que nunca fue general, empezó
el 3 de mayo a medianoche. La respuesta a la convocatoria
de huelga fue abrumadora. A pesar de los ridículos
razonamientos del Gobierno diciendo que la huelga era
anticonstitucional, los huel¬guistas se comportaron
generosamente para apoyar la exigencia de los mineros
de un sueldo adecuado para poder vivir. […] Hubo
que esperar hasta diciembre para que los mineros se
vieran obligados por pura necesidad a volver al trabajo
con jornadas más largas y salarios más
bajos. En mayo de 1927, el Gobierno remató la
situación al aprobar la Ley de Disputas Sindicales.
Esta ley declaraba ilegales las huelgas de apoyo […]
A los sindicatos de funcionarios se les prohibió
unirse al TUC.”
Martín Kitchen El período de
entreguerras en Europa.