"Cuando creímos nuestro deber anunciar
a la Cámara un cierto número de medidas
fiscales y de aumento de los impuestos, para restablecer
el equilibrio presupuestario, la Cámara se resignó.
a seguimos. Se resignó por patriotismo, pero,
como nosotros mis¬mos, bien podéis suponeros,
falta de entusiasmo (...).
Hemos rechazado los remedios violentos. Hemos buscado
restablecer el equilibrio presupuestario a través
del voto de los impuestos indispensables. Hemos organizado
una amortización racional y regular de nuestra
deuda flotante. Nos hemos esforzado en inspirar, tanto
dentro como fuera, confianza en el crédito de
Francia.
En el interior hemos tranquilizado a los poseedores
de bonos. En el exterior hemos hecho frente a todos
nuestros vencimientos (de las deudas). En la cuestión
de las deudas interaliadas, no nos hemos comprometido
para un futuro indefinido porque no podíamos
estar seguros de poseer siempre los medios de transferir
durante sesenta y dos años, pero hallándonos,
ayer y hoy en condiciones de pagar, gracias a la ejecución
hasta ahora regular del Plan Dawes. hemos pagado (...).
Una de las causas principales de la depreciación
del franco era, señores, la enormidad de los
anticipos que el Estado debió pedir del Banco
de Francia. Nosotros nos hemos aplicado a reembolsarlo,
no de una sola vez, desde luego, ni siquiera en dos
o tres veces, sino poco a poco, y, en menos de dos años,
lo hemos conseguido casi totalmente (...).
En el trabajo de saneamiento de nuestras finanzas y
de nuestra moneda, no teníamos el derecho, desde
luego, a cerrar los ojos ante la enormidad de la deuda
pública que nos ha sido impuesta primeramente
por los onerosos gastos de la guerra y, después,
por la necesidad de anticipar el montante de las reparaciones
(...).
La política de amortización (de la deuda
pública) y de consolidación facultativa
que hemos proseguido no es de ningún modo, como
se ha pretendido, a veces por ignorancia o por mala
fe, una política de empréstito. Ha consistido,
por el contrario, en reemplazar los empréstitos
reembolsables a corto plazo y por consiguiente amenazantes
y peligrosos, por unos empréstitos a más
largo plazo automáticamente amortizables, y,
por tanto, que careciesen totalmente de riesgo.
Esta política ha fortalecido el crédito
del Estado y al reducir, poco a poco la tasa de interés,
ha preparado, meditadlo, las futuras conversiones que
conseguirán imprimir un nuevo rumbo que aligere
nuestra deuda (...). "
Medidas de estabilización monetaria
y de restablecimiento financiero del gobierno de Poincaré.
Debates parlamentarios, Cámara de diputados,
sesión del 21 de junio de 1928.
Recogido en M. Chaulanges y otros.