"En las reuniones, en la Cámara,
en el Senado. en cualquier parte donde el mágico
encanto de su palabra incisiva y fuerte ha vibrado en
el aire como una música melódica, he mirado
alrededor, para observar sobre los demás el efecto
de su potencia. Jóvenes, viejos, hombres, mujeres
están literalmente poseídos, compenetrados
con él. A veces su adoración es tan dolorosa
que se traduce en miradas fijas, alucinadas, que hacen
pensar en un estado patológico colectivo. Los jóvenes,
especialmente, están impresionados. Vi a una jovencita
de dieciséis años, hermosa como un ángel,
mirar al Duce con el aspecto extasiado que los fieles
deben de tener al adorar a Dios en el cielo."
Marga. I1 volo deil'aquila. En Biondi. El tinglado
del Duce.
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