Galbraith
"Los hombres y las mujeres se
apresuraban a gastar sus sueldos, a ser posible, a los
pocos minutos de cobrarlos. Los billetes eran llevados
a las tiendas en carretilla o en cochecitos de niño.
(...) Aquel otoño, en Alemania, se utilizaron
virtualmente todas las prensas capaces de imprimir dinero.
En realidad los billetes manaban a raudales. Y a veces
el comercio se interrumpía al retrasarse las
prensas en producir nuevos billetes de cifras lo bastante
altas para que fuese transportable la cantidad de papel
necesaria para la compra del día."
J.K. Galbraith, El dinero,
1975.