La peste negra azotó gran
parte de Europa durante el último cuarto del
siglo XIV, constituyendo una catástrofe demográfica
y económica de enorme magnitud. En siglos sucesivos
las epidemias de peste, cólera y otras enfermedades
infecciosas siguieron afectando a la humanidad, hasta
que la mayor disponibilidad de alimentos y los avances
de la higiene y la medicina redujeron su incidencia.
Esto tendría lugar a partir de fines del siglo
XVIII y durante el siglo XIX.