“La nación inglesa es
la única sobre la tierra que ha conseguido regular
el poder de los reyes enfrentándose a ellos y que,
con constantes esfuerzos, ha podido finalmente establecer
un sabio gobierno en el que el príncipe, todopoderoso
para hacer el bien, está limitado para hacer el
mal; en el que los señores son grandes sin insolencia
y sin vasallos; y en el que el pueblo comparte el gobierno
sin desorden. La Cámara de los Pares (de los Lores)
y la de los Comunes son los árbitros de la nación,
y el rey es el árbitro supremo. No ha sido fácil
establecer la libertad en Inglaterra; el ídolo
del poder despótico ha sido ahogado en sangre,
pero los ingleses creen no haber pagado demasiado por
sus leyes. Las demás naciones no han derramado
menos sangre que ellos, pero esta sangre que han vertido
por la causa de su libertad no ha hecho más que
cimentar su servidumbre.”
Voltaire. Cartas filosóficas.
1734.
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