Quesnay
“III. Que el gobierno y la nación
no pierdan jamás de vista que la tierra es la única
forma de riqueza y que es la agricultura quien la multiplica.
Porque el aumento de riqueza asegura el de la población;
los hombres y la riqueza hacen prosperar la agricultura,
atendiendo al comercio, animando la industria, aumentando
y perpetuando la riqueza...
IV. Que la propiedad de los bienes raíces y la
riqueza mobiliaria sean aseguradas a aquellos que sean
sus legítimos poseedores; porque la seguridad de
la propiedad es el fundamento esencial del orden económico
de la sociedad. Sin la certeza de la propiedad, la tierra
se quedaría inculta...
IX. Que una nación que tenga un gran territorio
para cultivar y la posibilidad de ejercer un gran comercio
de mercancías en bruto, no confíe demasiado
en el empleo del dinero y de los hombres en las manufacturas
y en el comercio de lujo, en perjuicio de los trabajos
y gastos de la agricultura...
XXV. Que se mantenga la más total libertad de comercio,
porque la política más segura de comercio
interior y exterior, la más exacta, la más
provechosa a la nación y al Estado consiste en
la plena libertad de concurrencia...”
F. Quesnay. Tabla económica, 1758.
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