“Si existiese un aparato que midiera
la intensidad, la amplitud y la novedad de la emociones
colectivas, un indicador no habría subido nunca
tanto y tan rápidamente como en lo primeros meses
desde el comienzo de la guerra que puso ftin a un período
de paz de cuarenta años. Por relatos incontables
de testigos presenciales sabemos del entusiasmo que
se adueñó de las masas en toda Europa,
de la aprobación a veces alegre, a veces ruidosa,
o por lo menos óilencioóa decidida, a
las medidas de lo gobiernos. Tenemos fotografías
de la partida de tropas adornadas con flores, de mujeres
ovacionando, de soldados riendo en los vagones de trenes
que estaban totalmente cubiertos inscripciones seguras
de la victoria (..)”
E. Nolte. La crisis del sistema
liberal y los movimientos fascistas.