“Una y otra vez quiero deciros
algo: vosotros, que permanecéis en la patria,
no olvidéis cuán horrible es la guerra.
No dejéis, de rezar. Actuad con seriedad. Abandonad
toda superficialidad. Arrojad de teatros y conciertos
a los que ríen y bromean mientras sus defensores
sufren y se desangran y mueren. De nuevo he vivido durante
tres días (del 1 al 4 de enero) la más
sangrienta y horrible batalla de la historia, a docientos
metros del enemigo, en una trinchera provisional excavada
a toda pria. Durante tres días y tres noches
han caído granadas y más granadas: etallidos,
silbidos, sonidos guturales, gritos y gemidos ¡Malditos
aquellos que nos condujeron a esta guerra!”
Carta de un estudiante alemán
desde el frente. Enero de 1915.