"Se pensaba construir en Turquía
una serie de líneas de ferrocarril para el desarrollo
del Asia Menor pero, como en otros negocios, no era
posible obtener del gobierno turco las concesiones necesarias
sin intervención diplomática. Cualquiera
que pidiese una concesión, tenía pocas
esperanzas de éxito (por más sólidas
y ventajosas que fuesen sus propuestas desde el punto
de vista financiero) si no era apoyado por su gobierno.
Allí la presión diplomática era
una regla y ningún interés comercial podía
prevalecer sin ella. Firmas británicas presionaron
para obtener concesiones de ferrocarriles en Asia Menor,
concesiones que el embajador británico en Constantinopla
apoyaba con la aprobación del Foreign Office.
Firmas alemanas hacían Otro tanto con el apoyo
del embajador de Alemania.
De repente, nos llegó de Berlín una especie
de ultimátum que nos conminaba a cesar en toda
competencia (...) y declarando que, si no nos onformábamos
a ello, el cónsul alemán en El Cairo retiraría
su apoyo a la administración británica
en Egipto."
Edward Grey. Secretario del
Foreign Office: Memorias. 1927.