Gabriel Cardona
"Tras los primeros momentos, se
enfrió el entusiasmo y los movilizados acudían
con la desesperación en el rostro, quizá
con la única excepción de Alemania, donde
una historia peculiarmente militarista pesaba sobre
la población.
En Inglaterra la resistencia a las autoridades fue en
aumento. Incluso antes de que se votase la ley de reclutamiento,
los tribunales ya enviaban o la cárcel a un número
creciente de personas a causa de la guerra. En agosto
de 1915 fueron 15 trabajadores; en julio de 1916 el
número se elevó a 772.
En Francia se procedió contra los sindicalistas:
cuando alguno especialmente incómodo obtenía
prórroga de incorporación por enfermedad,
se le hacía acudir ante un tribunal de médicos
militares aleccionados, que le declaraba útil
y le enviaba al frente. (...) Desde 1917 en Italia se
sucedieron las grandes manifestaciones pacifistas y
la represión consiguiente, que produjo 1000 detenidos
el 1 de mayo de aquel año. La protesta pública
de las mujeres campesinas se agudizó con peticiones
de paz y regreso de los maridos. En Turín, la
represión policial produjo 50 muertos, 800 heridos
y 1500 detenidos.
La resistencia masculina también era evidente.
En 1917 hubo en Italia 49282 prófugos y 56286
desertores, cifras que fueron ya en aumento hasta el
final de la guerra. (...) Así se produjo una
oleada huelguística en 1917, que en Inglaterra
pasó de los 276 000 huelguistas de 1916,alos
872 000 de 1917; en Francia, de 41 000 a 294000; en
Italia, de 136 000 a 170000; y en Alemania, de 129 000
a 667 000. En Rusia, la situación fue más
grave y el descontento llegó antes: ya en 1916
un millón de personas estaba en huelga."